No es la primera vez que lo digo, pero el tiempo pasa demasiado rápido.
Durante estos meses en silencio, he vivido y sentido un poco de todo: alegría y tristeza, cansancio y vitalidad, relax y mucho estrés, pero nada comparable al motivo que me lleva a reencontrarme con mi blog.
Con motivo del cumpleaños de mi padre, escribí hace tiempo unas lineas que me gustaría recuperar para esta ocasión:
Diuen que un home no aprèn a ser fill fins que no és pare, a ser pare fins a convertir-se en avi. Espero poder aprendre a ser millor fill quan et faci avi i compartir amb el meu fill, el millor pare del món.
Es increíble la emoción que genera la llegada de un niño al mundo; no solo por uno mismo, sino por la felicidad que siente la gente que te rodea cuando les comunicas la noticia. I si a uno le hace muy feliz el convertirse en padre, esta felicidad crece exponencialmente cuando ves a tu familia tan y tan contenta.
Quiero compartir no solo con los futuros abuelos (Norma, pare y mare) y familiares cercanos, la eco en donde nos dijeron que había un 80% - 90% de probabilidades que fuera niña, sino con todos nuestros seres queridos, que a la distancia siguen con mucho interés el estado de mis dos amores.
Pao pasas a ser mi reina, para ceder el título de princesa a nuestra pequeña hija.
;-)
Como dice mi querida Sílvia, ahora tengo un buen motivo para no dejar pasar tanto tiempo entre post y post.
Un beso a todos y en especial a mis dos niñas.