Bricolaje vendría a significar algo así como "hágalo usted mismo" y la verdad: soy un cero a la izquierda. No será porque no lo haya intentado alguna que otra vez, no. Simplemente es que no nací con la habilidad de fabricar, reparar o colgar cosas para la casa.
Y debido a esto, teníamos una colección de unas 12 cosas, entre cuadros, fotos, máscaras y un espejo, esperando a ocupar su lugar indicado en la casa, desde hacía mucho tiempo.
Así que la semana pasada, cuando llevé a enmarcar dos de las fotos que nos regalaron unos buenos, muy buenos amigos nuestros, de la fiesta del Bodorrio en España, también contraté los servicios de Luis, que a las 10 de la mañana de hoy se presentaba en la casa para dejar todo lo que debiera haber colgado hace varios meses y nuca cogué.
El pobre se ha pasado 3 horas y media agujereando las distintas paredes de la casa para poder colgar un poco de vida, darle personalidad a esas paredes que nos protegen del frío y llamamos con tanto cariño casa.
Al final, todo quedó en su lugar indicado, lejos de acumular polvo dentro de alguno de los armarios del departamento. El resultado quedó excelente y espero no sea la última cosa que con el tiempo le pida a Luis.
